sábado, 29 de noviembre de 2014

MÁS TRABAJOS - GRAFFITI

Queridos estudiantes, aquí están sus sus trabajos de graffiti.
El graffiti va más allá de lo visual, es una experiencia temporal y espacial en la que se involucra muchos factores o condiciones como la localización, influencia social, acontecimientos políticos y culturales, y personales, etc

Más trabajos de mis estudiantes:












GRAFFITI

Este trabajo se expuso en ppt.
Mis estudiantes de 3ro de sec. participaron en esta actividad, cuya temática era sobre El cuidado del medio ambiente.
Otro grupo trabajó tema de interés.














VÍDEO PERSONAL

Bloque temático Lenguaje Audiovisual 
El guión es un documento en el cual se registra todos los detalles necesarios para la realización de un vídeo. Contiene las indicaciones de lo que pretendemos mostrar.

En este vídeo presenta los versos del poeta Eduardo Chirinos, perteneciente a la generación del  80.

Fragmentos de una alabanza inconclusa.



https://www.youtube.com/watch?v=BFzzaN-w5DM

martes, 14 de octubre de 2014

domingo, 27 de julio de 2014

JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

José María Arguedas Altamirano (Andahuaylas,1911- Lima, 1969). Fue huérfano de madre desde los dos años y medio; vivió junto a la servidumbre indígena aprendiendo el quechua antes que el castellano. De ahí su profundo conocimiento de la cultura indígena del Perú: una gran valoración al indio y sus costumbres.
Presentó una visión viva del pueblo, es decir del mundo andino, siendo base de una cultura nuestra.
"Este universo quechua, en constante conflicto con la cultura occidental, fue plasmado por Arguedas en dos libros de cuentos: Agua, Diamantes y pedernales; y en cuatro novelas: Yawar fiesta, Los ríos profundos, Todas las sangres y El zorro de arriba y el zorro de abajo".




Lectura: El sueño del pongo

Un hombrecito se encaminó a la casa-hacienda de su patrón. Como era siervo iba a cumplir el turno de pongo, de sirviente en la gran residencia. Era pequeño, de cuerpo miserable, de ánimo débil, todo lamentable; sus ropas viejas.

El gran señor, patrón de la hacienda, no pudo contener la risa cuando el hombrecito lo saludó en el corredor de la residencia.

¿Eres gente u otra cosa? - le preguntó delante de todos los hombres y mujeres que estaban de servicio.

Humillándose, el pongo contestó. Atemorizado, con los ojos helados, se quedó de pie.
¡A ver! - dijo el patrón - por lo menos sabrá lavar ollas, siquiera podrá manejar la escoba, con esas sus manos que parece que no son nada. ¡Llévate esta inmundicia! - ordenó al mandón de la hacienda.
Arrodillándose, el pongo le besó las manos al patrón y, todo agachado, siguió al mandón hasta la cocina.

El hombrecito tenía el cuerpo pequeño, sus fuerzas eran sin embargo como las de un hombre común. Todo cuanto le ordenaban hacer lo hacía bien. Pero había un poco como de espanto en su rostro; algunos siervos se reían de verlo así, otros lo compadecían. "Huérfano de huérfanos; hijo del viento de la luna debe ser el frío de sus ojos, el corazón pura tristeza", había dicho la mestiza cocinera, viéndolo.

El hombrecito no hablaba con nadie; trabajaba callado; comía en silencio. Todo cuanto le ordenaban, cumplía. "Sí, papacito; sí, mamacita", era cuanto solía decir.

Quizá a causa de tener una cierta expresión de espanto, y por su ropa tan haraposa y acaso, también porque quería hablar, el patrón sintió un especial desprecio por el hombrecito. Al anochecer, cuando los siervos se reunían para rezar el Ave María, en el corredor de la casa-hacienda, a esa hora, el patrón martirizaba siempre al pongo delante de toda la servidumbre; lo sacudía como a un trozo de pellejo.

Lo empujaba de la cabeza y lo obligaba a que se arrodillara y, así, cuando ya estaba hincado, le daba golpes suaves en la cara.

Creo que eres perro. ¡Ladra! - le decía.

El hombrecito no podía ladrar.

Ponte en cuatro patas - le ordenaba entonces-

El pongo obedecía, y daba unos pasos en cuatro pies.

Trota de costado, como perro - seguía ordenándole el hacendado.

El hombrecito sabía correr imitando a los perros pequeños de la puna.

El patrón reía de muy buena gana; la risa le sacudía todo el cuerpo.

¡Regresa! - le gritaba cuando el sirviente alcanzaba trotando el extremo del gran corredor.

El pongo volvía, corriendo de costadito. Llegaba fatigado.

Algunos de sus semejantes, siervos, rezaban mientras tanto el Ave María, despacio, como viento interior en el corazón.

¡Alza las orejas ahora, vizcacha! ¡Vizcacha eres! - mandaba el señor al cansado hombrecito. - Siéntate en dos patas; empalma las manos.

Como si en el vientre de su madre hubiera sufrido la influencia modelante de alguna vizcacha, el pongo imitaba exactamente la figura de uno de estos animalitos, cuando permanecen quietos, como orando sobre las rocas. Pero no podía alzar las orejas.

Golpeándolo con la bota, sin patearlo fuerte, el patrón derribaba al hombrecito sobre el piso de ladrillo del corredor.

Recemos el Padrenuestro - decía luego el patrón a sus indios, que esperaban en fila.

El pongo se levantaba a pocos, y no podía rezar porque no estaba en el lugar que le correspondía ni ese lugar correspondía a nadie.

En el oscurecer, los siervos bajaban del corredor al patio y se dirigían al caserío de la hacienda.

¡Vete pancita! - solía ordenar, después, el patrón al pongo.

Y así, todos los días, el patrón hacía revolcarse a su nuevo pongo, delante de la servidumbre. Lo obligaba a reírse, a fingir llanto. Lo entregó a la mofa de sus iguales, los colonos.

Pero... una tarde, a la hora del Ave María, cuando el corredor estaba colmado de toda la gente de la hacienda, cuando el patrón empezó a mirar al pongo con sus densos ojos, ése, ese hombrecito, habló muy claramente. Su rostro seguía un poco espantado.

Gran señor, dame tu licencia; padrecito mío, quiero hablarte - dijo.

El patrón no oyó lo que oía.

¿Qué? ¿Tú eres quien ha hablado u otro? - preguntó.

Tu licencia, padrecito, para hablarte. Es a ti a quien quiero hablarte - repitió el pongo.

Habla... si puedes - contestó el hacendado.

Padre mío, señor mío, corazón mío - empezó a hablar el hombrecito -. Soñé anoche que habíamos muerto los dos juntos; juntos habíamos muerto.

¿Conmigo? ¿Tú? Cuenta todo, indio - le dijo el gran patrón.

Como éramos hombres muertos, señor mío, aparecimos desnudos. Los dos juntos; desnudos ante nuestro gran Padre San Francisco.

¿Y después? ¡Habla! - ordenó el patrón, entre enojado e inquieto por la curiosidad.

Viéndonos muertos, desnudos, juntos, nuestro gran Padre San Francisco nos examinó con sus ojos que alcanzan y miden no sabemos hasta qué distancia. A ti y a mí nos examinaba, pensando, creo, el corazón de cada uno y lo que éramos y lo que somos. Como hombre rico y grande, tú enfrentabas esos ojos, padre mío.

¿Y tú?

No puedo saber cómo estuve, gran señor. Yo no puedo saber lo que valgo.

Bueno, sigue contando.

Entonces, después, nuestro Padre dijo con su boca: "De todos los ángeles, el más hermoso, que venga. A ese incomparable que lo acompañe otro ángel pequeño, que sea también el más hermoso. Que el ángel pequeño traiga una copa de oro, y la copa de oro llena de la miel de chancaca más transparente".

¿Y entonces? - preguntó el patrón.

Los indios siervos oían, oían al pongo, con atención sin cuenta pero temerosos.

Dueño mío: apenas nuestro gran Padre San Francisco dio la orden, apareció un ángel, brillando, alto como el sol; vino hasta llegar delante de nuestro Padre, caminando despacio. Detrás del ángel mayor marchaba otro pequeño, bello, de luz suave como el resplandor de las flores. Traía en las manos una copa de oro.

¿Y entonces? - repitió el patrón.

"Ángel mayor: cubre a este caballero con la miel que está en la copa de oro; que tus manos sean como plumas cuando pasen sobre el cuerpo del hombre", diciendo, ordenó nuestro gran Padre. Y así, el ángel excelso, levantando la miel con sus manos, enlució tu cuerpecito, todo, desde la cabeza hasta las uñas de los pies. Y te erguiste, solo; en el resplandor del cielo la luz de tu cuerpo sobresalía, como si estuviera hecho de oro, transparente.

Así tenía que ser - dijo el patrón, y luego preguntó:

¿Y a ti?

Cuando tú brillabas en el cielo, nuestro Gran Padre San Francisco volvió a ordenar: "Que de todos los ángeles del cielo venga el de menos valer, el más ordinario. Que ese ángel traiga en un tarro de gasolina excremento humano".

¿Y entonces?

Un ángel que ya no valía, viejo, de patas escamosas, al que no le alcanzaban las fuerzas para mantener las alas en su sitio, llegó ante nuestro gran Padre; llegó bien cansado, con las alas chorreadas, trayendo en las manos un tarro grande. "Oye viejo - ordenó nuestro gran Padre a ese pobre ángel -, embadurna el cuerpo de este hombrecito con el excremento que hay en esa lata que has traído; todo el cuerpo, de cualquier manera; cúbrelo como puedas. ¡Rápido!". Entonces, con sus manos nudosas, el ángel viejo, sacando el excremento de la lata, me cubrió, desigual, el cuerpo, así como se echa barro en la pared de una casa ordinaria, sin cuidado. Y aparecí avergonzado, en la luz del cielo, apestando...

Así mismo tenía que ser - afirmó el patrón. - ¡Continúa! ¿O todo concluye allí?

No, padrecito mío, señor mío. Cuando nuevamente, aunque ya de otro modo, nos vimos juntos, los dos, ante nuestro Gran padre San Francisco, él volvió a mirarnos, también nuevamente, ya a ti ya a mí, largo rato. Con sus ojos que colmaban el cielo, no sé hasta qué honduras nos alcanzó, juntando la noche con el día, el olvido con la memoria. Y luego dijo: "Todo cuanto los ángeles debían hacer con ustedes ya está hecho. Ahora ¡lámanse el uno al otro! Despacio, por mucho tiempo". El viejo ángel rejuveneció a esa misma hora; sus alas recuperaron su color negro, su gran fuerza. Nuestro Padre le encomendó vigilar que su voluntad se cumpliera.


DE ACUERDO A LA LECTURA RESPONDE:

 1.  ¿Cómo era el hombrecito física y emocionalmente?

 2.   ¿Qué sentía el patrón por el hombrecito?

 3.   ¿Qué acciones le obligaba el patrón a realizar al pongo?

 4.  ¿Qué le había sucedido al pongo y que decisión tomó?

 5.    Relaciona las siguientes columnas:

a)       Mofa                      (           )           Eminente
b)       Licencia                (           )           Alzarse
c)       Excelso                 (           )           Embarrar
d)       Erguirse                (           )           Burla
e)       Embadurnar         (           )           Permiso

6.   ¿Qué hecho o hechos indica que la servidumbre profesaban su fe?

7. Explica la expresión: “Huérfano de huérfanos; hijo del viento de la luna debe ser el frío de sus ojos, el corazón pura tristeza”

 8.  Completa el esquema sobre El sueño del pongo.
       
         
INICIO
NUDO
DESENLACE












  9.      ¿Cuál es la intención del autor al pintarnos la vida de los siervos?

10.    ¿Crees que el patrón tenía derecho a mofarse del pongo ante los demás (servidumbre)? ¿Por qué?

11.   ¿Qué opinas acerca de la frase: “La justicia tarda, pero llega” Fundamenta.














lunes, 2 de junio de 2014

LECTURA MENSUAL

Ahora a leer Los ojos de Lina de Clemente Palma.

https://docs.google.com/file/d/0B7tp3AozQe8KYUs0SUVabWdncTA/edit?pli=1



Queridos alumnos, desarrollarlo en su cuaderno y presentarlo en el tiempo previsto.

1º ¿Cómo eran los ojos de Lina?
2º ¿Cómo se sentía Jym cuando Lina fijaba sus ojos en los de él?
3º Según Jym, pudo traducir los brillos múltiples de sus ojos de Lina, relacionándolos con las emociones de su amada. ¿Cuáles eran esas emociones? Explique.
4º "Pero la pobrecilla ignoraba el arma terrible que tenía contra mí; sencilla y candorosa, la buena muchacha tenía un corazón de oro y me adoraba y me obedecía" ¿Qué figura literaria presenta la frase subrayada? Explique.
     a) Comparación       b) Símil          c) Metáfora      d) Personificación

5º¿Cuál fue el regalo que le hizo Lina a su amado?
6º ¿Por qué podemos decir que se trata de un relato inverosímil? Fundamenta tu respuesta.



PLAN LECTOR

Nuestros estudiantes han realizado la lectura: El país donde todo se leía (Cucha del Águila).


http://www.librosperuanos.com/libros/detalle/12170/El-pais-donde-todo-se-leia

domingo, 30 de marzo de 2014

Ricardo Palma

Ricardo Palma nació en Lima el 07 de febrero de 1833. Estudió en el Convictorio de San Carlos y en la Universidad de San Marcos.
Palma es el escritor más representativo y genuino del Perú, vasto en cantidad, múltiple y variado en géneros y aconteceres; hereda la chispa limeña, criollista jovial, apto para la sátira y el entretenimiento. Aprendió a relatar con el espíritu risueño del purísimo burlón que le puso sal y pimienta a la tradición.
Las Tradiciones peruanas, su obra más celebrada, evoca el perfume de antigüedad donde la historia del Perú, en todas sus etapas, encanta a quien las lee. Se eleva para cuestionar en sus páginas  el espíritu de virreyes, oidores, caballeros y obispos. Palma pule o conserva la vida dramática de personajes que se inyectan de sabia y chispa. Los acontecimientos se manifiestan allí donde la historia termina para darse en la tradición. Aquélla no solamente reproduce sucesos del pasado, sino que aviva al sahumerio limeño, a ratos fabulista o creyente, costumbrista y conservador, colonial y narrador.
Palma define: “La tradición es la forma más agradable que puede tomar la historia… La historia es una dama aristocrática, y la tradición es una muchacha alegre”. Toma de la historia sus hechos narrativos y desde la forma más sencilla y breve; se desenvuelve graciosamente en sus intenciones, entre lo popular y lo pintoresco, tanto que su literatura es la lengua viva del pueblo peruano.

Pensamiento y palabra de Wilfredo Gonzales F.

Según lo expuesto:
1º ¿Cómo podemos considerar a la tradición, según Palma? Explica.


sábado, 1 de marzo de 2014

VÍDEO SIGNIFICATIVO


OJO:
ESTE VÍDEO LO SUBÍ EL 12 DE DICIEMBRE.
NO SE VISUALIZA POR ESE MOTIVO LO ESTOY SUBIENDO NUEVAMENTE.

MUY INTERESANTE!!